Entrevista con el experto valenciano de la FEEV, el Dr Miguel C. Llorca

Es 16 de marzo y lo peor ha pasado. Las autoridades -tras una semana sin positivos- dieron por controlado el brote de rinoneumonía originado en el CES Valencia al día siguiente. Es buen momento para reflexionar sobre lo sucedido. Acudimos para ello a hablar con el Dr. Miguel C. Llorca. Miembro del Royal College of Veterinary Surgeons y patrón presidente de la Fundación Llorca -que trabaja a caballo de las clínicas y las facultades de Veterinaria en el ámbito de la medicina y cirugía equina- este valenciano es también presidente de la Red de Vigilancia de Enfermedades de la Federation of European Equine Veterinary Associations (FEEVA) además de coordinador Grupo de Trabajo de Infecciosas de la Federación Iberoamericana de Asociaciones de Veterinarios de Équidos.

P.- Se habla del mayor brote en décadas…
R.- Cuando estudiamos el comportamiento del Herpesvirus tipo 1 en el mundo de la competición nos referimos constantemente al foco de Odgen 2011, en el Estado de Utha (EEUU). En un certamen de cutting-western, la falta de medidas de bioseguridad y complementarias provocó que la enfermedad se diseminase en 242 instalaciones equinas de otros 19 estados del país. El foco de Godella va a convertirse ahora en el modelo europeo de diseminación de esta enfermedad.

P.- ¿Cuál pudo ser su origen?, ¿qué información existe de la cepa en cuestión?
Se trata de un HVE1 caracterizado parcialmente por el laboratorio de referencia europeo de enfermedades de los équidos LABÉO Frank Duncombe (Normandía, Francia) como genotipo A2254, clado 11 (todavía hay dudas si pudiera ser 10). Sabemos que las cepas G2245 y D752 están asociadas a neuropatogeneicidad, mientras que las A2254 y N752 lo están con focos no neurológicos. Según el virólogo de la facultad veterinaria de Gent (Bélgica), Han Nauwynk, el virus aislado en dos caballos con signos neurológicos que volvieron del CES y de Oliva son idénticos y están muy próximos al aislado 97P60 de un feto abortado en Bélgica en 1997.

P.- Es de declaración obligatoria, ¿no?
R.- Cualquier sospecha de infección de un équido con hespervirus tipo 1 debe comunicarse al Servicio Veterinario Oficial de la Conselleria de Agricultura, así lo recoge el RD 526/2014. Aunque esta enfermedad no figura en la lista de enfermedades animales (Reg. UE 2018/1629) del Anexo II del Reg 2016/429 sobre enfermedades transmisibles -y que su total aplicación será a partir del próximo 21 de abril- hay que considerar que mientras la HVE1 figure en la lista ‘única’ de enfermedades de la OIE, sus focos deben reportarse a esta entidad. Por otra parte, con independencia de que actualmente sea una EDO, la Ley 8/2003 de Sanidad Animal también habla de “obligación de comunicación” de todos los focos de enfermedades epizoóticas o “que por su especial virulencia, extrema gravedad o rápida difusión impliquen un peligro potencial de contagio” para los animales. Del mismo modo, también se refiere al deber de los responsables o propietarios de aplicar todas las medidas sanitarias necesarias.

P.- ¿Cómo se debe reaccionar ante un positivo de rinoneumonía?
R.- En cualquier explotación, desde la más simple hasta la más compleja, se ha de mantener aislado al animal creando un cordón sanitario en su entorno. Todo el procedimiento está detallado en el protocolo establecido por el MAPA. Y para aislarlo se han de respetar a rajatabla los condicionamientos de bioseguridad internacionalmente descritos, entre los que destaca los de la American Association of Equine Practitioners (AAEP). Estas medidas se basan en la corresponsabilidad de todas las personas implicadas en la instalación: titular, gerencia, propietarios, jinetes, veterinarios, mozos, público… Pero tan importante como la bioseguridad en un foco es la prevención y para este menester también servirá la Guía AAEP así como la información para competiciones emitida por la FEI tras modificar su Reglamento Veterinario en 2018.

P.- Se ha hablado de la importancia de las vacunas y de cierta carestía de las mismas…
R.- Como complemento de la bioseguridad y no como esencia del control de esta infección, disponemos de dos vacunas autorizadas por la AEMPS: Equip EHV 1,4 (Zoetis) y Equishield EHV (Dechra), hoy en rotura de stock. Ambas estimulan la inmunidad, por lo que limitarán los signos clínicos en las formas respiratoria y abortiva, en todo caso disminuyendo en tiempo y en cantidad la carga vírica excretada y así facilitar el manejo de la enfermedad. En ningún caso se ha descrito que la vacunación previene las formas neurológicas, principalmente por el mecanismo de su patogenicidad, y que el exceso de vacunación (fuera de pautas fijadas) puede ser contraproducente.