La toxoplasmosis es una enfermedad de distribución global que puede afectar a cualquier especie animal de sangre caliente, incluido el ser humano. Es causada por el parásito intracelular obligado Toxoplasma gondii. Los carnívoros domésticos y salvajes son los únicos huéspedes definitivos, pero todas las demás especies animales pueden servir como huéspedes intermediarios. Asimismo, en el caso de los felinos domésticos y salvajes, pueden desempeñar una doble función como huéspedes finales e intermediarios.

Los carnívoros, como los visones, se infectan principalmente a través de los tejidos de otros huéspedes intermediarios. Por otra parte, la ingestión de ooquistes excretados exclusivamente en las heces felinas, que contaminan los alimentos, el suelo o el agua, juega un papel secundario. Estos ooquistes pueden permanecer viables en el ambiente durante meses, dependiendo de la temperatura y la humedad. La transmisión también puede ocurrir a través de la ingestión de quistes tisulares encontrados en los órganos y tejidos de animales infectados; estos quistes contienen formas infecciosas del parásito, como los bradizoítos. Así, los carnívoros suelen exhibir una mayor seroprevalencia, debido al consumo de carne infectada, además de que la transmisión transplacentaria también se ha documentado.