Los sarcomas de tejidos blandos (STS, por sus siglas en inglés) representan un grupo diverso de tumores que surgen de células mesenquimales y que afectan tanto a humanos como a animales, incluidos los perros. Aunque los STS representan una clase de tumores poco comunes, especialmente en humanos, plantean desafíos clínicos importantes debido a su potencial de recurrencia local y metástasis a distancia. Los perros, como modelo para los STS humanos, ofrecen varias ventajas, incluida la exposición a factores de riesgo ambientales similares, la diversidad genética entre razas y el desarrollo espontáneo de tumores.