A Alicante y Castellón les corresponden bastantes más animales por centro en activo y su número crece a un ritmo inferior
La provincia de Valencia acumula cinco años consecutivos aumentando su cifra neta (diferencia entre aperturas y cierres) de centros veterinarios. Efectivamente, en este último lustro se ha pasado de 417 establecimientos clínicos en 2017 a los 456 con los que se cerró 2022. La evolución de esta provincia contrasta con la de Castellón, que también ha ido sumando año tras año más centros pero a un ritmo más lento (habían 88 en 2017 y 92 en 2022) o la de Alicante, que en este mismo periodo ha sufrido altibajos pero que hoy tiene una oferta clínica más reducida que hace 5 años (de 328 centros en 2022 por 337 en 2017). Este crecimiento contrasta con los ratios analizados para medir el equilibrio entre oferta y demanda: Alicante y Castellón atienden muchos más animales por centro.
Con todo, la cifra actual de centros veterinarios (consultorios, clínicas u hospitales) existente en Valencia -456- es algo menor que el récord registrado en 2016 -457-. Al año siguiente de producirse este boom en las aperturas (se pasó de 403 centros en 2015 a los mencionados 457 al finalizar 2016), la cifra se desplomó hasta los 417 centros (en 2017).
La historia podría repetirse. Efectivamente, en el último año del periodo analizado se ha producido un nuevo repunte en la provincia de Valencia: entre final de 2021 y la misma fecha de 2022 se han registrado 18 centros más, el aumento más alto del lustro. Algo parecido ha ocurrido en Alicante, que acumula 12 centros más este último año pero cuya cifra total queda lejos de su récord de 2017 (337 por los 328 de 2022).
Ratios
En España se considera que existen 9,3 millones de perros y 6.700 centros veterinarios (según el Informe AMVAC 2023). Atendiendo al cociente resultante, cada clínica podría atender de media a 1.388 cánidos (se han desconsiderado los gatos o los hurones porque no es obligatoria su identificación en buena parte del país). Se trata de un ratio superior al de Alicante (1.239 perros por centro) y situado a una gran distancia del de Valencia (1.015,3). Castellón, por el contrario, lo supera holgadamente (1.560 perros/centro).
Si bien no todos los veterinarios se dedican al sector clínico, es bastante común considerar también la relación existente entre esta cifra y el número de animales (en este caso, de perros dados de alta en el RIVIA) para así medir si la oferta de veterinarios se ajusta más o menos a la demanda. Pues bien, en este caso es Alicante la que sale mejor parada pues a cada colegiado le corresponderían 392 perros, por los 380 de Castellón. Valencia, otra vez, se sitúa en la peor posición con 243 cánidos por veterinario (pese a ser la que más tiene identificados -462.957- y también más colegiados en activo -1.904-). Este ratio le deja por debajo de la media nacional (259 perros/colegiado ).
La situación se repite al comparar los perros con la población existente. Valencia es la que menos animales tiene registrados por persona (0,17), seguida de Alicante (0,21) y de Castellón (0,24). La provincia de la capital del Turia queda en este indicador, igualmente, por debajo de la media nacional, de 0,19 perros por cada persona.
Según los estándares de los países europeos que controlan el acceso a la profesión -y no es éste el caso de España dado el amplio número de facultades- lo ideal es que existan entre 300 y 500 veterinarios por cada millón de habitantes. Ninguna de las tres provincias, tampoco el conjunto del país, se sitúa en esta franja: Valencia tiene 751 colegiados por millón de habitantes, casi los mismos que España (752), Castellón (642) y Alicante (550,5).
Dificultades para contratar
La realidad que describen estas cifras contrasta con las crecientes dificultades que los empresarios del sector dedicado a los pequeños animales denuncian que padecen a la hora de contratar veterinarios. Es más, coexiste con los análisis que alertan del burn out o síndrome de angustia emocional cuya prevalencia en el segmento de los dedicados a los pequeños animales un reciente estudio de la Facultad de Veterinaria de Extremadura decía afectar al 75% de los veterinarios.
No existe evidencia de correlación pero los hechos apuntan a que una cosa quizá conduzca a la otra: la precariedad laboral, el estrés, los horarios y el sentimiento de estar ‘quemado’ animan al autoempleo, lo que podría degenerar en un exceso de la oferta de centros.
Mejora en las prestaciones
Tampoco sería ajustado concluir que existe una saturación de oferta de centros ‘improvisados’ que cierran al poco de estrenarse. En las tres provincias, de hecho, se aprecia una mejora en las prestaciones: en Valencia se ha dado un claro proceso de conversión de pequeños consultorios (habían 105 en 2017 por 94 en 2022) a clínicas habilitadas para hacer intervenciones quirúrgicas (300 en 2017 por 333 en 2022) y en menor medida, de clínicas a hospitales con servicios 24 horas y profesionales especializados (10 en 2017 por 15 actuales). En parecido sentido podría hablarse de Alicante y de Castellón.