La fiebre Q es una enfermedad zoonótica causada por la bacteria Coxiella burnetii. Se trata de un agente altamente infectivo y con gran resistencia a condiciones ambientales adversas, lo que facilita su viabilidad en el tiempo y su capacidad de dispersión a largas distancias con el viento. Los rumiantes domésticos son los principales reservorios para la infección humana y el modo de transmisión más frecuente es aéreo.
El cuadro clínico más habitual es un síndrome pseudogripal y las manifestaciones clásicas son la hepatitis febril y la neumonía atípica. Se trata de una Enfermedad de Declaración Obligatoria (EDO) y, desde 2017, España es el país europeo que más casos de fiebre Q humana notifica.