Cuando pensamos en un veterinario, generalmente nos imaginamos a alguien diagnosticando enfermedades, administrando tratamientos o realizando cirugías. Pero detrás de cada consulta hay un mundo emocional que rara vez llega a la sociedad.

De hecho, según los datos de diferentes estudios, como el del Center for Disease Control and Prevention de Estados Unidos, los veterinarios tienen una mayor probabilidad de morir por suicidio. Concretamente, este informe habla de 3,5 probabilidades más que la ciudadanía general.

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