Los medicamentos conocidos como agonistas de GLP-1, como la semaglutida (comercializada en humanos bajo nombres como Wegovy y Ozempic) o la más reciente tirzepatida (Mounjaro), han cambiado la forma en la que se aborda la pérdida de peso. Su acción consiste en imitar una hormona natural que regula el apetito y la glucosa, lo que consigue que muchas personas sientan menos hambre y logren adelgazar con mayor facilidad. En apenas unos años se han convertido en un fenómeno global, considerados la primera herramienta farmacológica capaz de ofrecer resultados sostenidos frente a la obesidad, un problema de salud pública que afecta a cientos de millones de personas en todo el mundo.