La temperatura, las precipitaciones y la humedad afectan a la supervivencia y la capacidad vectorial de los flebótomos, que transmiten la leishmaniosis humana y animal. En Europa hay regiones donde la leishmaniosis es endémica y algunos estudios han demostrado que el clima limita la distribución de los flebótomos, que podría expandirse en escenarios de cambio climático. De hecho, la leishmaniosis está extendiéndose cada vez más al norte y a regiones donde no estaba presente anteriormente.