En los últimos años, la relación entre las personas y sus peludos ha cambiado de forma significativa. Perros y gatos han dejado de ser simples compañeros para convertirse en miembros esenciales de la familia, lo que ha llevado a priorizar no solo su salud física, sino también su bienestar emocional y conductual.

Problemas como ladridos constantes, agresividad o miedos ya no se ven como simples molestias, sino como señales de que necesitan ayuda especializada. En este contexto, los etólogos veterinarios, expertos en conducta animal, han ganado protagonismo, convirtiéndose en aliados clave para mejorar la calidad de vida de los animales y garantizar una convivencia más armónica en los hogares.

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