«Hay que concienciar a la sociedad para que tenga claro que tener un animal conlleva unos gastos», señala Maria Vitoria, secretaria del ICOVV. Una reflexión que esconde situaciones en las que los dueños responsabilizan a los veterinarios de asistir a sus animales a pesar de no tener el dinero para ello.

 

Dos de cada diez veterinarios piensa en abandonar la profesión como consecuencia del estrés y del burnout, según se desprende de un estudio dado a conocer en la sede del Ilustre Colegio Oficial de Veterinarios de Valencia (ICOVV).

El estudio ‘Proyecto Calidad de Vida, promovido por la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa) en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), reivindica la necesidad de revisar la salud mental de un colectivo que cada vez más sufre las presiones de la sociedad.

«Hay que concienciar a la sociedad para que tenga claro que tener un animal conlleva unos gastos», señala Maria Vitoria, secretaria del ICOVV. Una reflexión que esconde situaciones en las que los dueños responsabilizan a los veterinarios de asistir a sus animales a pesar de no tener el dinero para ello.

– El estudio ‘Proyecto Calidad de Vida’ ha sido promovido por la Asociación de Veterinarios Españoles Especialistas en Pequeños Animales (Avepa) en colaboración con la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Las conclusiones no fueron muy buenas. 

– Las conclusiones son demoledoras. Emocionalmente, no estamos bien como colectivo y eso es algo importante y a tener en cuenta.

– ¿Cuáles son las situaciones que más se repiten en las clínicas veterinarias para generar estas sensaciones?

– El vínculo con los animales ha cambiado. Nunca había sido tan intenso como ahora. Eso genera una exigencia por parte de los tutores muy fuerte. Además, no sé si pasa en otros sectores, pero notamos que el cliente es más exigente, está más estresado, quiere las cosas más rápidas y muchas veces la medicina no es inmediata, ni tenemos conclusiones definitivas ni es blanco ni negro. Entonces, hay situaciones delicadas a las que te enfrentas con clientes más exigentes que antes, que acaban generando un estrés que perjudica.

Además, nos enfrentemos a familias que no tienen recursos económicos e intentan que nosotros asumamos la responsabilidad de que ellos hayan decidido tener un animal en casa y eso no es justo. La labor del veterinario es velar por el bienestar de los animales y tratar de minimizar lo que les pasa, pero el tutor es el responsable de la salud de ese animal que esa persona libremente ha decidido tenerlo.

[Fuente «Valencia Plaza»]