La nueva facultad fuerza la dimisión del director murciano de Universidades
A mediados de julio el decano de la Facultad de Veterinaria de la Universidad de Murcia, Gaspar Ros, dio la primera voz de alarma. El Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV) coincidió al poco con su diagnóstico. Y desde finales de julio y aún en agosto, se han sumado más voces críticas, que han cuestionado abiertamente el incremento de la oferta universitaria de Veterinaria -120 plazas más- previsto para el próximo año académico. Todos coinciden en señalar que tal aumento futuro en el número de egresados sólo contribuirá a “aumentar la precariedad laboral” en un colectivo que, según el INE, tiene la segunda licenciatura superior con peor remuneración. En tales términos se han venido expresando, entre otras entidades, la Federación Estatal de Sindicatos Veterinarios (Fesvet) o el Consejo Nacional de Estudiantes de Veterinaria o la Federación de Enseñanza de CCOO.
Pero quizá la reacción más llamativa fue la súbita dimisión -conocida el 29 de julio- del director general de Universidades de Murcia, el veterinario Christian de la Fe, quien reconoció haber abandonado su cargo por desavenencias con la consejera de Empresa y portavoz del Gobierno regional, Valle Miguélez, respecto al proceso de tramitación de la nueva facultad de Veterinaria promovida por la Universidad Católica San Antonio (UCAM).
A esas 60 nuevas plazas cabría sumar otra cifra idéntica por parte de la Universidad Católica San Vicente Mártir de Valencia (UCV), que ya tendría todos los permisos para duplicar su oferta actual en el curso 2022/23.
Tramitación
En septiembre del año pasado la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y la Acreditación (ANECA) -un organismo autónomo estatal adscrito al Ministerio de Universidades- emitió informe favorable al Plan de Estudios de Veterinaria de la UCAM. En aquel documento, con todo y según fuentes universitarias, la agencia introdujo ya alguna observación cuestionando la oportunidad de la que podría ser la facultad de Veterinaria número 15 del país.
El pasado 1 de julio, la UCAM presentó al Gobierno regional el expediente solicitando la apertura de la nueva facultad. La decisión, tras una nueva evaluación del proyecto, pasaba entonces a manos del director general de Universidades de Murcia, el citado Christian de la Fe, quien también es catedrático del Departamento de Sanidad Animal de la Universidad de Murcia (UMU). Este veterinario, que como se ha avanzado renunció al cargo a finales de julio, debía de convocar antes de trasladar el expediente al Ejecutivo autonómico al Consejo Interuniversitario para ratificar su opinión favorable, cosa que hasta el momento no se ha producido pero que podría darse en septiembre.
A mediados de julio, pese a todo, la Conferencia General de Política Universitaria (estatal y ligada al ministerio) publicaba la Oferta de plazas para el Grado en Veterinaria 2022-2023 -en la que ya figuraba la nueva facultad-. Desde entonces que la UCAM viene anunciando en su web e informando a los medios de que, pese a no contar aún con el visto bueno ni del Consejo ni del Gobierno de Murcia, estrenará su grado de Veterinaria en octubre, con una oferta bilingüe (en inglés y castellano) que se ubicaría en las actuales instalaciones de Ciencias de la Salud.
¿Instalaciones de la UCAM?
El punto de desencuentro entre el Gobierno regional y De la Fe podría encontrarse, en concreto, en el uso compartido para prácticas de las instalaciones vinculadas hasta ahora a la facultad (la pública). En el caso concreto de la Granja Docente Veterinaria, la UMU tiene una cesión del espacio durante 25 años, aunque dentro de dos habría que renegociar ese acuerdo con la Comunidad, que es propietaria de las instalaciones.
Por otro lado, la gestión del Hospital Clínico Veterinario -que como la granja también exige disponer la Directiva Europea que asegura unos estándares de calidad formativa- también depende de una fundación que controla la UMU y en la que está incluida a través de un patronato tanto la Comunidad como el Ayuntamiento de Murcia. La última de las instalaciones requerida por la directiva, la planta piloto del Área de Tecnología de Alimentos, es también propiedad de la UMU.
Por otra parte, otra preocupación expresada también por el propio decano de la facultad pública, Gaspar Ros, residiría en la red de clínicas veterinarias privadas o mataderos en donde los alumnos de ambos centros deberían hacer prácticas obligatorias.
Por su parte, la UCV -que duplicará sus plazas hasta llegar a 120- ya dispone de estas instalaciones (granja docente y hospital veterinario propios) y tiene solicitada la acreditación de la calidad en su docencia por la EAEVE (European Association of Establishments for Veterinary Education).
– Ver laopiniondemurcia.es / 29-7-22
-Ver laverdad.es / 8-8-22
– Ver diarioveterinario.com / 8-8-22
– Ver animalshealth.es / 9-8-22