Como en su primera edición, la presidenta del Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV), Inmaculada Ibor, fue invitada a participar en el III Congreso de Bienestar de Animales de Compañía y Convivencia Ciudadana, celebrado on line el 15 de diciembre. Ibor dedicó su ponencia, ante una audiencia compuesta por autoridades y personal de la administración local y pública así como por profesionales de veterinaria y personal universitario, a informar sobre la situación creada con la Covid-19 y su relación con los animales de compañía, a tratar de evitar la preocupación gratuita en muchas ocasiones creada por la “saturación” de informaciones que no deberían de ser tratadas como “evidencias científicas”.
La responsable colegial puso luz sobre las mínimas posibilidades reales de sufrir un contagio por contacto con los animales y aprovechó también la ocasión para reivindicar la figura clave, para mejorar el bienestar y facilitar la convivencia de los animales y los vecinos, del veterinario municipal. “El presidente de la Federación Valenciana de Municipios acaba de anunciar que ya existen 63 concejalías de Bienestar Animal, ojalá también los consistorios incorporasen al veterinario municipal que sí tienen en plantilla en muchas otras regiones pero que prácticamente no existen en la valenciana”, dijo.
Su especial cualificación facilitaría -y pasó a enumerar- el asesoramiento a los concejales de esta materia; la redacción coherente y adaptada de ordenanzas sobre protección y bienestar animal; permitiría tomar decisiones basadas en informes técnicos e inspecciones de actividad de las entidades encargadas; mejoraría la planificación y control de albergues, colonias felinas, la recogida de animales y permitiría la redacción de planes de salud animal y de salud pública, mejorando la prevención frente a zoonosis, contra vectores, plagas…
Reivindicación que sumó a la necesidad de que el trabajo municipal contra esta y otras enfermedades -casi todas ellas de origen animal- se tenga en cuenta el enfoque One health, “que atiende la salud de las personas, de los animales y que considera también el entorno en el que se producen”, aclaró.
Aluvión de informaciones
Ibor comenzó por reconocer que ha sido un periodo convulso, marcado por un aluvión de informaciones, sobre todo en los primeros meses de pandemia, acerca de la relación de los animales domésticos y el coronavirus. “Un estudio no supone que se consolide una evidencia científica y en demasiadas ocasiones se han sacado conclusiones sobre artículos aún no revisados, que se realizaban en condiciones de laboratorio, que no son precisamente las mismas que después se dan en nuestras casas o en la calle”, dijo.
De ahí, que Ibor se mostrase contundente a la hora de citar a organismos como la OIE para destacar que “la pandemia actual se mantiene a través de la transmisión de humano a humano” y que “no existe prueba de que los animales de compañía estén desempeñando un papel epidemiológico en la propagación de la enfermedad. Sí -informó acto seguido- “se han declarado casos en perros, gato, y otras especies como conejos, hurones, cerdos, bóvidos, murciélagos, hámsteres dorados o macacos, pero de forma experimental”
Los visones -la excepción más llamativa por su alta susceptibilidad- merecieron capítulo aparte. Tal fenómeno, podría atribuirse a la condiciones intensivas de producción de las granjas danesas. Dado que el virus, contagiado en un primer momento de personas a animales, ha revertido en humanos y dado que se han identificado varias mutaciones, se están tomando medidas de prevención especiales, tanto en personas como en los animales, monitorizando los casos y compartiendo las secuencias genéticas del patógeno así como otras investigaciones.
Cambios de rutina y RIVIA
Ibor también repasó las consecuencias del confinamiento en la convivencia con los animales domésticos. “Dábamos más paseos a los perros pero más cortos, estábamos más tiempo en casa pero teletrabajando, dedicándole menos atención y éso alteró las rutinas del animal por lo se detectaron problemas de comportamiento (más ladridos, defecaciones en casa, roturas de cosas…)”, explicó.
Por otro lado y según los datos del RIVIA (a la izquierda), en los meses de marzo y abril -los primeros del confinamiento- se redujo considerablemente con respecto a 2019 el número de cambios de titularidad de perros entre protectoras y particulares y de altas; sin embargo, entre abril y septiembre estos datos crecieron mucho, lo que sugiere que las adopciones crecieron bastante.
Exóticos pero de compañía
Tras Ibor, intervino otra veterinaria, Laura Vilalta Solé (en la foto inferior), profesora del Departamento de Medicina y Cirugía Animal de la Universidad Católica de Valencia. Vilalta dio una visión clínica de los animales exóticos, sobre los que aportó pautas sobre su alimentación y manejo y de los que dijo que deben de ser considerados como animales de compañía.