Los graznidos de las cotorras se hacen insoportables para quien vive cerca de una de las muchas colonias que se han establecido en las ciudades españolas. Muchos vecinos llevan años sufriendo los decibelios que emanan de los nidos de esta especie invasora. De cinco metros de altura y de unos 100 kilos era el que denunció a principios de año un grupo de vecinos de la localidad madrileña de Móstoles.

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