El director de Salud Pública inauguró el curso. 10 mataderos colaboran en la formación práctica
El director general de Salud Pública, Juan Manuel Beltrán, quiso participar de la inauguración del conocido popularmente como ‘Curso de Mataderos’ organizado por el Consell Valencià de Col.legis Veterinaris (CVCV). La formación en la modalidad on line en directo, con 46 horas lectivas, arrancó el pasado 13 de enero y concluyó el mismo día pero del mes de febrero. Pero, antes de que acabara, el CVCV ya había convocado otro curso con las 200 horas de prácticas en mataderos que requiere la regulación comunitaria para poder llevar el control oficial y participar en las bolsas de trabajo para ejercer en estos centros. El nuevo curso comenzó ya, de hecho, el 3 de marzo y está previsto que acabe el próximo 29 de junio. Por primera vez, la entidad colegial autonómica ha ofrecido de forma separada esta formación y no se ha sucedido en el tiempo la parte teórica y la de prácticas.
Beltrán se dirigió aquel 13 de enero a los alumnos en esa primera jornada y coincidió con la presidenta del ICOVV, Inmaculada Ibor -también presente en la inauguración- en la defensa de una formación con un enfoque One health. El alto responsable de la Conselleria de Sanitat reconoció que el programa de este curso ya se ha se consolidado “como un referente en la formación de los profesionales encargados de velar por la seguridad alimentaria y la salud pública”. Motivo por el que subrayó su disposición para seguir colaborando con el CVCV “en iniciativas formativas como ésta y en futuros proyectos”.
Flexibilidad y tutorización claves
Por su parte, el curso de prácticas no sería posible sin la colaboración de los 10 mataderos que han ofrecido sus instalaciones. Y tan importante como eso -de cara al aprendizaje de los alumnos- es la colaboración e implicación de los servicios veterinarios oficiales (SVO) de cada uno de estos centros.
En esta edición, además, se ha accedido a la petición del CVCV para que, en beneficio de los colegiados participantes, se pueda ser más flexibles en cuanto a la realización de estas prácticas. Efectivamente, hasta el momento, esas 200 horas era obligado distribuirlas entre mataderos de todas las principales especies de producción (avícola, porcino, ovino- caprino, bovino y equino). Tal cosa no sólo era difícil de concertar sino que provocaba, muchas veces, importantes trastornos al alumnado, que igual debía asumir largos trayectos hasta el centro en cuestión. Por primera vez, en esta edición este requisito ya no es estrictamente necesario: se potenciará que así sea pero no se exigirá.
Lo que sí continúa siendo de obligado cumplimiento es que el alumno se ajuste al horario de sacrificio e inspección particular de cada centro y que se adapte a las indicaciones de la organización y del SVO que lo tutoriza. El programa de prácticas cuenta con hasta 20 ítems concretos -muchos procedimientos, control de buenas prácticas y de autocontrol…- que deben ser satisfechos.
Buenas calificaciones para el de 2024

Por otra parte, el ‘Curso de mataderos’ de 2024 organizado por el CVCV ha repetido las excelentes valoraciones de ediciones anteriores. Los colegiados participantes puntuaron con un 4,4 sobre 5 a la parte teórica, con 46 horas lectivas impartidas entre el 27 de mayo y el 27 de junio del año pasado,. Las prácticas, de 200 horas y que hicieron prolongar el curso hasta el 22 de diciembre, merecieron una nota de 4,3 (sobre 5).
Como acredita el gráfico que acompaña, referido a la parte teórica, todos los apartados analizados obtuvieron una nota superior a 4,2. El estudio analiza, profesor a profesor, la calidad de las clases recibidas -en cuanto a conocimiento del tema, su exposición y el clima de participación que propicia- y tal información es considerada para decidir el claustro del año siguiente. Las críticas más recurrentes hacían referencia a la necesidad de que las ponencias se ajustasen al horario y a mejorar algún material didáctico.
“Entretenida e interesante”
En cuanto a la parte práctica, los colegiados participantes valoraron muy positivamente la experiencia adquirida en los mataderos, considerándola una herramienta clave para el desarrollo laboral, y resaltaron que esta formación fue “completa, adecuada, entretenida e interesante”. Además, destacaron el apoyo constante de los SVO como un punto fuerte. En lo negativo, algunos mencionaron la dificultad de desplazarse a mataderos lejos de su residencia habitual.