Denominar pandemia silenciosa a la resistencia antimicrobiana representa bien la magnitud global del problema al que nos enfrentamos. El Banco Mundial estima que para 2050, diez millones de personas podrían morir cada año si no se encuentran nuevos antimicrobianos, puesto que, sin una prevención y un tratamiento efectivo de las infecciones, intervenciones como el trasplante de órganos, la quimioterapia contra el cáncer o la cirugía mayor se volverán demasiado peligrosas para realizarlas.

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